En resumen…

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  • Las objeciones no deben verse como un «no» definitivo, ya que muchas veces pueden resolverse aportando información adicional.
  • Podemos clasificar las objeciones en dos grandes categorías: objeciones lógicas o ciertas (desventajas, dudas, malentendidos) y psicológicas (evasivas, excusas, prejuicios).
  • Hay muchas razones posibles que pueden estar detrás de una objeción. Por ejemplo, pueden indicar algún problema en el proceso de venta, deberse a algún aspecto de la presentación de un producto nuevo o estar motivadas por una razón personal del cliente.
  • El farmacéutico siempre debe analizar la objeción, tratando de descubrir cuál es realmente el problema que está detrás de ella.
  • Cuando un cliente presenta una objeción, el primer paso siempre debe ser escucharle con atención y mostrando respeto por su opinión.
  • Las técnicas a utilizar para responder dependerán del tipo de objeción que se trate. En cualquier caso, siempre se debe evitar eludir las objeciones y tratar de rebatirlas.
  • Para hacer frente a una objeción, debemos poner en práctica estas recomendaciones:
    • No discutir nunca.
    • No tratar a la ligera las objeciones ciertas.
    • Emplear «¿por qué?» con tacto.
    • Dejar para más tarde las objeciones tempranas o que deban tratarse individualmente.
    • No perder el tiempo en rebatir excusas.
    • Reformular la objeción en forma de pregunta.
    • Prevenir las objeciones.
    • Emplear «sí… pero».
    • Atenuar la objeción.
    • Emplear testimonios de terceros.
    • No bloquearse ni ponerse a la defensiva.
    • Hacer que el cliente perciba que ha hallado la solución.
    • No admitir la culpa prematuramente.
    • No inventarse la respuesta.