Cambios en el aparato digestivo

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El lactante sano suele mantener la ingesta de líquidos exclusiva hasta el 4 o 5 mes de vida y esto es debido a que no consigue controlar el movimiento de extrusión de la lengua hasta ese periodo, lo que produce la eliminación de cualquier alimento que ingiera con el movimiento de la legua. 

Las enzimas que componen la saliva, amilasa y la lipasa, están bien desarrolladas cuando el bebé nace y eso favorece la hidrólisis de los triglicéridos de la leche. 

El vaciado gástrico se va a ver influido por la composición de la leche, por tanto, leches con un mayor contenido proteico y más grasa se va a ver enlentecido ese vaciamiento gástrico. En el caso de las leches de fórmula, el vaciado gástrico se produce de manera lineal.

La leche materna se vacía en dos fases, una primera rápida y otra lenta. El pH gástrico es superior que el del adulto, por lo que la acción de la pepsina sobre la digestión de proteínas es menor, lo que puede favorecer el paso a la circulación de proteínas enteras1.

Otra función que tiene que alcanzar su madurez en el primer año es la renal. En los tres primeros meses, el lactante alcanza una filtración glomerular que le permite mayor tolerancia al agua y solutos, pero los valores del adulto no se alcanzan hasta los 2 años. Son bajos también los valores de excreción y reabsorción tubular. Pero si la alimentación es adecuada el lactante puede tener una función renal satisfactoria.